Ribeyro creía que sólo una gran
novela
podría convertirlo en el gran escritor que
añoraba y no creía ser. Pero esa percepción de su propia obra fue
cambiando y el cuento lo fue ganando hasta adueñarse
de las páginas con las que alcanzó, como muy
pocos, gran lucidez para la evaluación de la vida, la literatura,
y su propia labor creativa. Así, Miguel
Gutiérrez en su texto La generación del 50:
un mundo dividido opina que Ribeyro no sólo es el
más grande maestro del cuento y la narración
corta del Perú, sino uno de los mayores de la
lengua
española del siglo XX y su nombre con toda justicia
debe figurar al lado de Borges,
Rulfo, Cortázar, Onetti y García Márquez.
Ribeyro en suma, es un gran escritor no porque
ahora su fama esté en crecimiento, o porque su
publicidad después de muerto haya aumentado
estrepitosamente. Es un gran escritor porque en él
comienza el valor de
poner la obra del hombre
por encima de cualquier moda o
tendencia, sabiendo siempre que al hombre lo desfigura la
transitoriedad y toda obra se configura en la permanencia;
por ello afirma: "Lo que quedará de mí
será lo que escribo y todo lo demás
(…), carece completamente de importancia. Debo hacer
lo único que sé hacer más o menos
bien, lo que me agrada hacer y lo que otros no pueden hacer
en mi lugar: escribir mis historias boludas o sutiles,
hasta reventar". Y sigue: "El más
insignificante de los hombres deja una reliquia – su
pantalón, su medalla…- pero son pocos los que
dejan un a obra. Por ello la reliquias me deprimen y las
obras me exaltan". En síntesis – a decir
de José Antonio Bravo- hay que considerarlo un
escritor marginal no por los temas que elige sino por su
actitud
como creador, alejada de la publicidad y la propaganda, tal como el mismo lo
entendía: "El mudo, además de los
personajes marginales de mis cuentos, soy yo mismo. Y eso
quizás porque, desde otra perspectiva, yo sea
también un marginal".
Primero pesimista, ya más maduro,
escéptico e irónico: "Toda la gente me
considera un escritor muy sombrío, muy
trágico, es decir, pesimista, cuando hay, yo creo,
cosas muy divertidas. Yo me divierto mucho cuando
escribo." Hace coincidir sus historias y la forma de
contarlas con su manera de ver al hombre, la vida y la
literatura: "El
hombre es un animal solitario, si cree en algo se
engaña, si procura algo fracasa, la vida es un
proceso
irremediablemente destructivo; la historia de
la humanidad un melancólico disparate. En cada
uno de sus cuentos un personaje sufre el sinsentido de la
vida porque al fin y al cabo, opino siempre que "La vida
no tiene sentido y, por tanto, no hay que empeñarse
en buscarlo."Escritor marginado, exiliado (física y existencialmente hablando)
que escribe por placer (sin pretenciones morales o
sociales), que desaprueba la experimentación, abdica
de las ideologías, que es ecléctico en cuanto
a las teorías estéticas, sobrio en
su presentación formal, que huye de lo institucional
con todos los
sentidos de la vida y el pensamiento, que desconfía de la
revolución y sus buenas intenciones y
métodos; en pocas palabras, Ribeyro
es tan desarraigado como sus personajes, y privilegia
únicamente la relación con su propia
interioridad. (Alejandro Losada)
¡boom!
La narrativa del boom ha sido estudiada siempre a
partir de los autores que han llenado los ojos del
público, que han traspasado las fronteras nacionales y
continentales y que han sido apoyados por editoriales muy
conocidas y poderosas. Pese a ello, aun cuando muchos de estos
escritores han escrito cuentos de calidad, poco
se les conoce por ese tipo de narrativa. Felizmente, muchos
años después del triunfo del boom, ya nadie duda
de la importancia que tuvo el cuento en el desarrollo
tan espectacular que tuvo la narrativa hispanoamericana desde
los años 50. Ello, entre otras cosas, ha permitido que
autores con una producción importante pero con poca
distribución y propaganda, hayan salido a
la luz
pública respaldados por editoriales de prestigio. Es el
caso, por ejemplo, de Julio Ramón Ribeyro.
Ribeyro coincide con los escritores de su
generación en apostar por una profesionalización
de su labor literaria, pero es un elemento atípico
dentro de la globalidad del boom, por su negativa a aceptar y
ensayar todas las novedades técnicas
que la literatura europea y norteamericana de la primera mitad
del siglo ha impuesto. Se
siente heredero de una tradición realista del siglo XIX
hasta el extremo de haber sido denominado con cierta
ironía "el mejor narrador peruano del siglo XIX". Sino,
baste tomar en cuenta las puntualizaciones de Donald Shaw
acerca de las características técnicas novedosas
más comunes en los escritores del boom:
- Tendencia a abandonar la estructura
lineal, ordenada y lógica, típica de la novela
tradicional, sustituyéndola por otra estructura basada
en la evolución espiritual del protagonista, o
bien con estructuras
experimentales que reflejan la multiplicidad de lo
real. - La tendencia a subvertir el concepto de
tiempo cronológico lineal. - La tendencia a abandonar los escenarios realistas de
la novel tradicional, construyendo espacios
imaginarios. - La tendencia a reemplazar al narrador omnisciente en
tercera persona con narradores múltiples y
ambiguos. - Un mayor empleo de
elementos simbólicos.
Ribeyro sólo cultiva con profusión la
última de las puntuaciones. sus símbolos
contribuyen a crear en los cuentos un ambiente
mágico, que carga de originalidad unos relatos que ni
por el tema ni por la técnica constituyen una novedad
narrativa. Nuestro autor se muestra reacio en la
utilización del resto de caracteres novedosos,
imprescindibles en muchos escritores del boom, porque su estilo
consigue una cualidad difícilmente igualable
precisamente en el relato lineal. Aunque además del
símbolo, como bien sostiene Jorge Ruffinelli en
tendencias formalistas de la narrativa hispanoamericana,
Ribeyro también practica la llamada metaliteratura, es
decir, cuestiona su materia
literaria a través de sus propias obras
literarias.
- En los cincuenta Ribeyro no se
cuenta
Una realidad política e
histórica común (movimientos obreros,
decepción que produce el proceso bélico del 39 al
45, democracias pasajeras, dictaduras, crisis de
valores,
ausencia de liderazgo),
coincidencia cronológica (nacidos entre 1925 y 1935),
presencia de impulsores intelectuales, concurrencia a espacios
comunes (universidades y cafés), y la semejanza en la
búsqueda lectora (Borges, Arreola, Rulfo, Carpentier,
Faulkner, La Generación Perdida, Kafka, Bioy Casares,
Neruda, Vallejo, Baudelaire y los simbolistas, la cadena
Dadá y los surrealistas desde Bretón, los grandes
novelistas del siglo XIX incluyendo la Generación del
98, Arguedas, Alegría); no son suficientes razones
–por increíble que parezca- a opinión de
José Antonio Bravo, para afirmar que Ribeyro, Guevara,
Delgado, Zavaleta, Vargas Vicuña, Congrains,
Valcárcel y Vargas Llosa, entre otros, forman parte de
una generación. La Generación del 50 se desarma
ante la imposibilidad de reconocer en ella un destino
común; la ausencia de un guía ideológico y
la oposición política a la formación de un
sistema
doctrinario sólido, son las principales culpables de
haber desdibujado el manoseado título de
generación para el grupo del
50. Más allá del hecho de que José Antonio
Bravo tenga o no razón, es importante rescatar que ayer,
hoy y siempre, memorables miembros de este grupo del 50, han
negado su condición de pertenencia. Es el caso de Pablo
Guevara, poeta, y como para no dejarlo sólo, el caso
también de Julio Ramón Ribeyro, que confirma
así, de todas las formas posibles, su distanciamiento, o
como se quiera, su marginalidad.
TRAYECTORIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE
J. R. RIBEYRO
Murió en el hospital de enfermedades neoplásicas en diciembre
de 1994.- Cronología
biográfica - Cronología
bibliográfica
La obra de Ribeyro permaneció durante buen
tiempo oculta para el gran público; sin embargo, con el
paso del tiempo sus cuentos y novelas han
llegado hasta nosotros a tal grado que hoy nadie duda de su
calidad y trascendencia. Aunque Ribeyro empezó a
publicar casi a la par que los autores del boom siempre se
mantuvo al margen del montón editorial.
La difusión masificada de la obra de Ribeyro es
mérito de del editor Carlos Milla Batres, debido a que
las primeras ediciones de sus libros de
cuentos, e inclusive novelas fueron muy poco difundidas.
Algunos de sus libros ya alcanzaron ser traducidos al
francés, al inglés, al italiano e inclusive al
alemán.
Wolfang Luchting afirma que este desconocimiento de su
obra se ha debido, en parte, a que el lugar de líder
de la generación lo ha ocupado siempre su compatriota
Vargas Llosa y, por otro lado, al temperamento solitario y
tímido de Ribeyro, que siempre le ha llevado a ocultarse
y no hacer propaganda de su obra.
- Cuentística: La narrativa corta de
Ribeyro, a decir de Ángel Esteban (Granada, 2000), es la
más voluminosa y la de mayor carga literaria y
crítica. La componen nueve libros de cuentos, sin contar
seis de ellos que fueron publicados en las revistas de Lima y
que Jorge Coahuila recoge en 1995, en el volumen de
entrevistas
y relatos Ribeyro, la palabra inmortal. Los nueve libros de
cuentos mencionados han sido sucesivamente reunidos en Lima; a
saber, en 1973 los volúmenes I y II, en 1977 el volumen
III, y en 1992 el cuarto y último volumen; todos bajo el
título global: La palabra del mudo.
- "Los gallinazos sin plumas"
- "Cuentos de circunstancias"
1964 "Las botellas y los hombres"
1964 "Tres historias sublevantes"
1972 "Los cautivos"
1972 "El próximo mes me nivelo"
1973 "La palabra del mudo" (I y II –
compilación)
1977 "Silvio en el rosedal"
1977 "La palabra del mudo" (III –
compilación)
1987 "sólo para fumadores"
1992 "Relatos santacrucinos"
1992 "La palabra del mudo" (IV –
compilación)
1995 "Ribeiro, la palabra inmortal"
(publicación póstuma de seis cuentos
aparecidos en revistas).
Cabe anotar que en 1994 poco antes de la muerte
de Ribeyro y casi al mismo tiempo de recibir el premio
Juan
Rulfo, se público en Alfaguara una edición
de sus cuentos completos, en un tomo que contiene los casi
noventa cuentos de la palabra del mudo. También en ese
año se publicó otra edición de La
palabra del mudo, en Lima, con relatos que no habían
sido incluidos anteriormente.
1960 "Crónica de San Gabriel"
1965 "Los geniecillos dominicales"
1976 "Cambio de guardia"
- Novelística: La narrativa larga de
Ribeyro se agota en tan sólo tres novelas. Las dos
primeras: Crónica de San Gabriel y Los geniecillos
dominicales redundan en lo autobiográfico, con un estilo
que las asemeja a muchos de sus mejores cuentos. La tercera de
ellas cambio de
guardia escrita en 1960, fue publicada todavía diez
años más tarde, debido a la censura, ya que su
contenido ponía el dedo en la llaga del sistema
político dictatorial y la corrupción de la política
peruana. - Dramática: El teatro de Julio
Ramón abarca unas diez piezas reunidas en dos
volúmenes: Teatro, donde se encuentra, entre otras, la
obra que lo hizo acreedor del Premio Nacional de Teatro en
1959, Vida y pasión de Santiago el pajarero. El otro
volumen lo constituye, quizás, su obra teatral
más lograda y elogiada: Atusparia.
- "Teatro" (Vida y pasión de Santiago el
pajarero- Premio Nacional de teatro, 1959)
- "Atusparia"
- Ensayística ( reflexivas o
filosóficas): La prosa de ensayo
consta de cuatro títulos, y contiene reflexiones acerca
de la esencia y las características de la literatura,
aunque en muchas ocasiones se torna ficcional para desarrollar
pensamientos que intentan explicar primero, al hombre; segundo,
sus obsesiones; y tercero, las preguntas universales sobre la
existencia.
- "Prosas apátridas" (1ra.
versión) - "La caza sutil"
- "Prosas apátridas aumentadas" (2da.
versión)
- "Prosas apátridas" (3ra.
versión)
- "Dichos de Lúder"
- Autobiografismo: Con la revalorización
y el auge del género
autobiográfico, y la elaboración de
métodos de análisis y teoría autobiográfica, las
memorias de
Ribeyro se han convertido en un complemento indispensable para
ejercer una interpretación que se aproxime a la verdad
que comunica su obra. Bajo el título La tentación
del fracaso han salido ya tres volúmenes en los
últimos años que recogen su biografía
desde 1960 hasta 1978. Así, el tercer volumen de la
Tentación del fracaso. El tercero de ellos (1975 –
1978), recorre uno de los momento más interesantes de su
vida: son los años de la publicación de su
última novela, de uno de sus libros de cuentos
–para él- más importantes, época de
su primer libro de
prosa filosófica y crítica, de la crisis de
salud que
arrastrará hasta el momento de su muerte y de
su vida matrimonial después de mucho tiempo de haber
llevado una vida bastante bohemia en Europa.
- "La tentación del fracaso" (I y
II)
- "La tentación del fracaso" (III)
CAPÍTULO III
CARACTERIZACIÓN ESTÉTICA DE SU PRODUCCIÓN
LITERARIA
- Temas
Luis Alberto Sánchez en La literatura peruana;
derrotero para una historia cultural del Perú, destaca a
Ribeyro junto como Enrique Congrains como dos autores que
juegan un papel
importante en la renovación de la narrativa de mitad del
siglo XX, por la autenticidad y espontaneidad al tratar los
temas referentes a la evolución externa del país
y la paralela evolución interior de la sociedad. Sus
páginas constituyen el retrato más completo de la
Lima del siglo XX.
Por su parte Isolina Rodríguez, sostiene que el
complejo mundo en crisis, exhibido por los escritores de mitad
de siglo, puede sintetizarse en los cuentos de Ribeyro sobre la
base de un eje que soporta la dicotomía entre
oficialidad y marginalidad sociales. Complementando esta idea,
Ángel Esteban agrega que la dicotomía
oficialidad/ marginalidad se sustenta sobre la base de una
serie de tipos de personajes, que oscilan entre los integrados
al sistema y los absolutamente marginados, y, entre unos y
otros, con rasgos que pertenecen a ambos, los desarraigados.
Sobre todos ellos se sitúa la mirada amarga, profunda y
desengañada del narrador ribeyriano, que al exponer
sentimientos de frustración, alienación,
perplejidad, instinto de conservación, timidez,
incapacidad para la lucha por la ascensión social o para
las relaciones
interpersonales, de los personajes, permite establecer un
paralelismo con el estado
interior del autor.
De este modo, Ribeyro, ha abarcado una amplia
temática, buena parte de la cual – según
sostiene Catalina Adrianzen- se encuentra enmarcada en la
llamada literatura urbana, narrativa que muestra particular
madurez en el tratamiento de la problemática que
empezó a desarrollarse en torno a Lima,
capital que
se ha ido transformando en una urbe macrocefálica donde
confluyen los habitantes de todas las regiones del país.
Así, en la narrativa de Ribeyro confluyen personajes de
culturas diversas, de clases y circunstancias sociales muy
distintas.
Por estos rumbos, la clasificación
temática de Ribeyro puede completarse a partir de tres
visiones, fundamentalmente:
- La sostenida por Isolina Rodríguez Conde
quien observa, primero, Si prima lo imaginativo, una
Modalidad inventiva. Este sería el recurso
más utilizado en los cuentos de Ribeyro, aquél
que informa una posición positiva respecto de las
posibilidades cambiantes de la literatura por atribuirle a
ésta un rol testimonial y de denuncia. El narrador
establece con el lector una cercanía que se convierte
en complicidad, al invitar a su destinatario a identificarse
con los problemas
que los protagonistas padecen. Y segundo, si prima la
imagen del
recuerdo, una Modalidad evocativa, que trata sobre la
posibilidad de actualizar el pasado, mediante el relevo
sentimental de alguna característica que sea capaz de
concatenar o poner en relación los dos tiempos. Se
conjuga el recuerdo con la catarsis que señala una
especie de complacencia en la reconstrucción del
pasado personal. - La sostenida por Gutiérrez en La
generación del 50: un mundo dividido, quien ordena la
producción de relatos cortos de Ribeyro de la
siguiente manera:
- Por el espacio referencial de los
hechos:
- Según un criterio geográfico
tradicional:
- Relatos de la costa: "Cosa de machos"
- Relatos de la sierra: "Vaquita echada"
- Relatos de la selva: "Fénix"
- Según la dicotomía
urbano-rural:
- Relatos urbanos, que constituyen la mayoría
y se desarrollan en Lima: "Una aventura nocturna", "El jefe",
"Terra incognita" - Relatos en pequeñas ciudades de provincias:
"Una medalla para Virginia", "Los predicadores". - Relatos rurales o semirrurales: "El chaco", "Silvio
en el Rosedal".
- Cuentos europeos ambientados en:
- Alemania: "Los cautivos"
- Francia: "Nada que hacer", "Monsiur
Baruch" - España: "Los españoles"
- Zonas fronterizas: "Te querré eternamente",
"Alienación", "La insignota".
- De acuerdo con los diversos estratos
sociales:
- Indios: "Los moribundos"
- Campesinos: "El chaco"
- Capas pobres de la ciudad: "Los gallinazos sin
plumas", "Interior L", "El profesor suplente", "Tristes
querellas en la vieja quinta". - Capas altas de la burguesía. "Junta de
acreedores", "El banquete". - Terratenientes: Crónica de San Gabriel,
"Silvio en el Rosedal". - Aristocracia en decadencia: "El marqués y
los gavilanes".
- De acuerdo con las edades de los protagonistas. Hay
grupos de
cuentos en torno a:
- El mundo de la infancia:
"Por las azoteas" - La adolescencia y la juventud:
"Páginas de un diario", "Una aventura nocturna",
Crónica de San Gabriel. - La adultez y declinación: "Los
jacarandás", "El ropero, los viejos y la muerte", "El
polvo del saber", "La juventud en la otra ribera", "Terra
incógnita".
Alberto Escobar en La narración en el
Perú, asegura que Ribeyro es uno de los autores
de las últimas promociones preocupados por
descubrir al hombre, y que para ello recoge
experiencias obtenidas por anteriores generaciones de
escritores y ensaya un estilo sencillo, objetivo y a la vez muy preocupado por
la calidad literaria de la expresión.El estilo riberyano siempre fue clásico
por la fineza con que constata los hechos humanos y por
su lenguaje sutil, carente de
voluptuosidades o retorcimientos. Pero aunque al
principio no se salió notoriamente de los
cánones del cuento realista ni experimento mucho
con las técnicas narrativas modernas, si lo hizo
después y bastante pronto. Ya en cuentos de
circunstancias empezó a experimentar con lo
fantástico (como en "Doblaje" o "La insignia"),
y con técnicas nuevas, como en explicaciones a
un cabo de servicio, que sin llegar a serlo
plenamente, linda en el monólogo interior; el
que también practicará luego en cuentos
como Silvio en el rosedal y El carrusel. Pronto
también abandonó al impecable narrador
omnipresente de su primer libro, para construir un
narrador versátil (intercambiable), consiguiendo
pasar del tono pesimista de Los gallinazos sin plumas,
a un tono más bien escéptico, manifiesto
en el sentido del humor y la ironía que, a
partir de El banquete comienza a cobrar presencia;
sentido del humor que a veces viaja de la sonrisa
tenuemente burlona a la carcajada limpia, aun cuando no
abandona cierto sentido melancólico (Ej.
Alienación, Tristes querellas en la vieja
quinta)Ribeyro revela en sus relatos un sereno
escepticismo, es decir, una indagación en el
modo de transcurrir el tiempo y la vida del hombre, sin
intentar obtener respuestas concretas para el sentido
de la vida. A decir de Ángel Esteban la obra de
Ribeyro no significa tanto la descripción de un universo como el proceso de toma de
conciencia del narrador con respecto a
lo que lo rodea. Sólo le interesa lo
único que puede aprehender: su propia forma de
arte.- Estilo
El estilo de Ribeyro es un estilo endeudado
con los grandes narradores del siglo XIX, como Chejov,
Maupassant o Balzac. Ribeyro es uno de los autores
más representativos del nuevo objetivismo de
mitad de siglo (es decir, un realismo desprovisto de sentimentalidad)
y de un expresionismo aprendido de Kafka que
destaca lo grotesco de ser marginado a través de
melancólicos asomos
biográficos.La influencia de Kafka en Ribeyro ha sido
señalada en multitud de ocasiones, sobre todo en
los cuentos más fantásticos o en aquellos
en los que la lógica del relato desborda el
sentido común de la realidad cotidiana; es
más, los cuentos fantásticos de Ribeyro
no son un simple juego o divertimiento, sino que tienen
un sentido profundamente metafísico y
existencial, y recuerdan en cierta medida a ciertos
aspectos de los relatos de Borges. - Influencias
La instancia narrativa de Ribeyro a decir de
Catalina Arianzen, está entre las convenciones o
códigos que corresponden al relato de corte
sicologista, caracterizado por un narrador que
actúa como una cámara fotográfica,
cuya función es principalmente la de
registrar, observar. El narrador ribeyriano es una
conciencia reflexiva, es decir, una conciencia que
reflexiona sobre el mundo observado; y el escepticismo
es el fundamento del modo de ver ese mundo.El mismo Ribeyro planteó que su obra
obedece a ciertos presupuestos básicos que
serían tres: 1) De imbricación, es decir,
la creencia de que todos están relacionados con
todos. "En nuestra época es imposible vivir
solitariamente, sin sufrir las repercusiones del
entorno. 2) La creencia en la imposibilidad de conocer
lo que llamamos la verdad, de alcanzar lo indubitable.
"Nos movemos en un mundo de conjeturas, más o
menos demostrables, pero rara vez evidentes". 3) El
azar. "En nuestra vida, por más que creamos
dirigirla el azar desempeña un papel
esencial".De otro lado, la ironía también
es una de las características de la narrativa de
Ribeyro. Es una de sus estrategias discursivas. El
elemento irónico y humorístico, como es
sabido, juega un papel importante en la literatura, y
se presenta como un antídoto para no caer en el
nihilismo absoluto o la
desesperación.Sin embargo, y tal como lo sustentan diversos
estudios, es posible identificar que el discurso narrativo de Ribeyro revela
procedimientos tales como el empleo
de estrategias de distanciamiento; las cuales se
realizan mediante el uso de la variación del
punto de vista y de la focalización; el
uso de las presuposiciones y el de la
ironía y del humor. Estas
estrategias son utilizadas por Ribeyro para situarse
frente a la materia narrada en una perspectiva de
objetividad artística. Éstos
últimos componentes, además de ser
factores de distanciamiento, actúan como
atenuadores de lo trágico.La focalización según Genette,
alude al hecho significativo de que los sucesos del
relato se nos van revelando tal como se han presentado
en la experiencia de alguien.Las presuposiciones son significados
adicionales que están implícitos en
ciertas expresiones.La ironía consiste en evaluar una
situación repitiendo una frase que sirve para
otra situación, evaluando así, dos cosas
a la vez: la situación misma y el
lenguaje con el que hablamos de la
realidad.La fluctuación del punto de vista
ocurre porque el narrador transfiere provisionalmente
su función a uno de los actores lo que le
permite una perspectiva de objetividad. Así el
narrador consigue neutralidad, ya que subraya el hecho
de que lo que refiere le ha sido confiado por el
personaje, se remite pues a la fuente.El empleo de la ironía también
es parte muy sutil de lo no dicho (presuposiciones),
porque presupone su actualización por parte del
lector. Por tanto, contribuye también a una
visión neutral y objetiva, del mundo
narrado.Finalmente, la ironía como estrategia de distanciamiento sirve para
mostrar la materia narrada a través de las
diferentes ópticas y para atenuar la
afectación. La ironía cumple la
función de recurso distanciador del narrador,
respecto a la parte trágica de los
acontecimientos. Ello posibilita evitar el melodrama,
el desborde sentimental que impediría una
asunción objetiva y racional del mundo
narrado.Concluyendo, esta modalidad narrativa de
neutralidad y objetividad coincide totalmente con la
visión escéptica del mundo que se
atribuye a Julio ramón Ribeyro; y es
también coherente con el objetivo del escritor
de propiciar la participación activa del
receptor, a quien le toca conocer, reconocer,
completar, interpretar y evaluar el mundo
representado.CAPÍTULO
IV - Recursos
Las palabras que a continuación veremos
han sido colocadas de acuerdo a como van apareciendo en
el texto de "Los Merengues":Keroseno; kerosén sustantivo
mascQueroseno (gr. keros, cera + -eno, sufijo
usual en nombres técnicos de hidrocarburos), sustantivo
masc.Fracción de petróleo natural, obtenida por
refinación y destilación, que se destina al
alumbrado y se usa como combustible.Merengue (fr. meringue) substantivo
masc1 dulce de claras de huevo batidas y azúcar, cocido al
horno.2 alfeñique, persona
delicada.adjetivo us. tb. c. substantivo
3 propio o relativo al Real Madrid club de
fútbol.substantivo masc
4 P. Rico. parte que, en número de
seis, compone la danza puertorriqueña.5 S. Dom. baile típico.
6 Argent., Parag., Urug. lío, desorden,
trifulca.Desalado, desalada adjetivo
acelerado, ansioso.
Coscorrón (de cosque)
substantivo masc1 golpe en la cabeza que no saca sangre y duele.
2 fig, fam percance, contratiempo debido a la
inexperiencia o tozudez.3 Can. coscurrón.
Emparar verbo transitivo
Perú. aparar, recibir con las
manos.Pionono (fr. pied de nonne) substantivo
mascbizcocho enrollado relleno de crema y cubierto
de azúcar.Corbatín substantivo
masc1 corbata corta que se ata por detrás
con un broche, o por delante con un lazo sin
caídas.2 fig, fam Irse, o salirse, por el ~, persona
muy flaca y de cuello largo.Estridente (lat. stridente)
adjetivo1 [ruido] Agudo, desapacible y
chirriante.2 [color, gusto, etc.] En que hay
exageración, contraste violento,
impresión fuerte, etc.3 que está por encima de lo
normal.4 lit que causa ruido.
Rapaz (lat. rapace) adjetivo
1 inclinado al robo o a la
rapiña.2 adaptado para coger y sujetar una presa,
como las patas anteriores de una mantis.adjetivo us. tb. c. substantivo fem
3 ave depredadora con los rasgos
anatómicos perfectamente adaptados a este tipo
de dieta; tiene la vista muy aguda, el pico y las
garras fuertes y afilados, y vuela a gran velocidad. Algunas tienen hábitos
diurnos (rapaces diurnas); como las falconiformes, y
otras nocturnos (rapaces nocturnas); como las
estrigiformes.substantivo masc o fem
muchacho de corta edad.
Calaña substantivo
femabanico ordinario con varillaje de
caña.Calaña (lat. v. qualania ? l.
qualis, como, cual) substantivo fem1 muestra, patrón, forma.
2 fig Índole, calidad, naturaleza.
Puede calificarse con los adj. buena o mala:
ser de buena o mala ~. Cuando no lleva calificativo es
desp.: va con gente de su calaña.Empalagoso, empalagosa
adjetivo1 [manjar] Que empalaga.
adjetivo us. tb. c. substantivo
2 [pers.] Que causa fastidio por su
zalamería y mimo.Dependiente adjetivo
1 que depende: sucursal ~ de una oficina central.
substantivo masc
2 empleado, esp. de comercio.
3 que sirve a uno o es subalterno de una
autoridad.Barullo (port.) substantivo
masc1 confusión, desorden.
locución adverbial
2 A ~, en abundancia, en cantidad.
Parroquiano, parroquiana adjetivo us.
tb. c. substantivo1 relativo a determinada parroquia.
substantivo masc o fem
2 cliente que se sirve de un comerciante o
industrial con preferencia a otros.Palomilla (dim. de paloma) substantivo
fem1 mariposa nocturna, cenicienta, de alas
horizontales y estrechas y antenas verticales, que causa grandes
daños en los graneros (Sitotroga
cerealella)2 mariposa muy pequeña.
3 ninfa (insecto).
4 fumaria.
5 Palomilla de tintes o simplte, ~,
onoquiles.6 parte anterior de la grupa de las
caballerías.7 caballo de color muy blanco, semejante al de
la paloma.8 tornillo con dos alas, como de mariposa, que
sirven para enroscarlo con los dedos.9 cojinete.
10 armazón de tres piezas, en forma de
triángulo rectángulo, para sostener
tablas, estantes, etc.11 punta que sobresale en el remate de algunas
albardas.12 en los coches de cuatro ruedas, cada uno de
los dos trozos de hierro que van de la caja a las
ballestas del juego trasero.13 paloma, grano de maíz tostado.
14 paloma, agua
con aguardiente anisado.15 Amér. fam plebe, gentuza,
vulgo.16 Amér. fam grupo de personas que
suelen estar juntas.substantivo fem pl
17 paloma (ondas).
substantivo gén común
18 Chile, Perú. niño,
muchacho.substantivo fem
19 Hond. pandilla, grupo de muchachos
vagabundos o de personas que acostumbran reunirse para
divertirse o pasar el rato.Replicar (modelo de conjugación 1)
(lat. -are; doble etim. replegar) verbo
intransitivo1 instar o argüir contra la respuesta o
argumento.2 DER impugnar el actor la contestación
del demandado.verbo intransitivo us. tb. c.
transitivo3 poner objeciones a lo que se dice o manda:
los niños no replican; no repliques
mis órdenes.Convicción (lat. -ictione)
substantivo fem1 convencimiento.
substantivo fem pl
2 idea religiosa, ética o política a la que
uno está fuertemente adherido.Empacho substantivo masc
1 cortedad, vergüenza,
turbación.2 embarazo, estorbo.
3 indigestión.
Abochornado, abochornada
adjetivobochornoso(adjetivo), que causa o da
bochorno.Bochorno (lat. vulturnu, viento
sudeste) substantivo masc1 aire
caliente que sopla en el estío.2 calor sofocante.
3 encendimiento pasajero del
rostro.4 fig rubor, vergüenza.
Increpar (lat. -are) verbo
transitivoreprender [a uno] con dureza y
severidad.Quejumbroso, quejumbrosa (de quejumbre)
adjetivoque se queja con poco motivo, o por
hábito.Airada adjetivo
[vida] Desordenada y viciosa.
Tintinar; tintinear verbo
intransitivoproducir el sonido del tintín(substantivo
masc) sonido de la campanilla, timbre, choque de copas,
etc.Mucamo, mucama substantivo masc o
femAmér. sirviente o criado de una
casa.Graznar (lat. hispánico gracinare,
de orig. onomat.) verbo intransitivodar gritos algunas aves; como el cuervo, el grajo,
etc. - Comprensión del sentido literal del
texto: VocabularioSe trata de un cuento llamado "LOS MERENGUES"
que se encuentra en el libro LA PALABRA DEL MUDO,
escrito por Julio Ramón Ribeyro (1929 – 1994).
Este libro de cuentos comprende cuatro tomos, el
primero editado en 1964 y posteriormente son publicados
los otros en 1973, 1977, 1994."Un cuento, gracias a su brevedad, puede
concebirse en su totalidad. El punto de partida es muy
variado: una experiencia que me haya sucedido o
impresionado, una conversación que
escuché de casualidad, una lectura o un sueño. En realidad
no hay una receta mágica"… con estas
palabras Ribeyro responde cual es el punto de partida
para escribir un cuento.El contenido esta cubierto por varias
texturas, todas ellas, se detienen y analizan a la
clase media a la que él perteneció, con
todas sus características: el desencanto, la
lucha por la supervivencia cotidiana, la
frustración, los sueños no realizados, la
condición antagónica y sincera de una
realidad abrumante y carente de empatía con el
hombre común. etc. Todos estos rasgos
intrínsecos y flotantes en los cuentos de Julio
Ramón Ribeyro son tratados bajo las estrategias
discursivas en el relato surcando hasta el humor negro
y produciendo un modelo de control artístico y de
profundidad, de densidad simbólica, de buen uso
de recursos y técnicas narrativas,
destacándose en el retrato de personajes
impregnados de las peculiaridades más
íntimas, como los marginados y fracasados,
víctimas de un orden social que aniquila toda
individualidad y deseo de
satisfacción.El cuento que debemos analizar y comentar
pertenece al primer tomo de LA PALABRA DEL
MUDO."LOS MERENGUES", trata de un niño que
deseando a toda costa poder comprarse unos merengues planifica
un robo para obtener el
dinero que guarda su mamá con el cual
podrá hacer realidad el sueño que anhela.
Así, una vez con el dinero en el las manos reconsidera su
propósito frente a otras empresas sin embargo al final se dirige
a la panadería tiende el dinero y quien atiende
no le hace caso y lo trata de manera indiferente sin
importarle que pudiera tener sus monedas. - Localización del
cuento - Determinación del asunto y el
tema
- La sostenida por Luis Fernando Vidal en el
artículo Ribeyro y los espejos repetidos, quien
distingue en la cuentística riberiana dos vertientes a
las que denomina "vertiente configurativa" y "Vertiente
desviatoria". La vertiente configurativa estaría
constituida por la mayoría de cuentos cuya
referencialidad compromete una visión respecto de las
realidades citadina y/o provinciana del Perú,
referidas a través de las modalidades de
invención y de evocación. La primera como
actitud testimonial, crítica y, la segunda como una
vuelta hacia el yo, en una suerte de reconstrucción
nostálgica del pasado personal. Mientras que la
vertiente desviatoria, se situaría en el ámbito
de la ficción pura o de lo
fantástico.
4.3.1 Tema dominante
Contraposición entre ilusión y realidad
a través de la condición del niño en un
orden social discriminador.
A través de la lectura del cuento encontramos
como isotopía circundante una discriminación dentro del orden social.
El niño es marginado y excluido de sus derechos naturales como
individuo que pertenece a una sociedad determinada.
4.3.2 Temas complementarios
- La pobreza:
El niño y su madre, de acuerdo a los rasgos
mostrados en el texto pertenecen a una condición
económica baja.
- La marginación:
Este subtema aparece en los pasajes más
importantes del cuento dando ha entender que existen tratos
distintivos y elitistas dentro de cualquier comunidad
heterogénea.
- El orden social:
En este cuento podemos aprecias los distintos estratos
sociales con sus comportamientos, sicología, selección y aprobación sobre los
demás partiendo desde el aspecto pecuniario.
- La realidad cotidiana:
Es te subtema es propio de nuestro entorno social que
a diario se toca y se escenifica, lo cual podemos ver como
Julio Ramón Ribeyro, a través de su pluma, nos lo
presenta de una forma irónica y marginal.
- Determinación de la estructura del
texto
4.4.1. Nivel de las unidades de
sentido
La isotopía o idea repetitiva:
discriminación esta presente en el cuento, a
través de los diversos apartados los cuales presentan
etapas temporales como del pasado al presente, del presente al
pasado que no es otra cosa que el uso del flash back.
Todos estos saltos temporales están concatenados por la
idea que se mantiene implícita en las escenas de los
Merengues.
4.4.2. Identificación de
apartados
4.4.2.1. Presentación del
texto
LOS MERENGUES
Apenas su mamá cerró la puerta, Perico
saltó del colchón y escuchó, con el oído
pegado a la madera, los
pasos que se iban alejando por el largo corredor. Cuando se
hubieron definitivamente perdido, se abalanzó hacia la
cocina de kerosene y hurgó en una de las hornillas
malogradas. ¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de
cuero, contó una por una las monedas -había
aprendido a contar jugando a las bolitas- y constató,
asombrado que había cuarenta soles. Se echó veinte
al bolsillo y guardó el resto en su lugar. No en vano, por
la noche, había simulado dormir para espiar a su
mamá. Ahora tenía lo suficiente para realizar su
hermoso proyecto.
Después no faltaría una excusa. En esos callejones
de Santa Cruz, las puertas siempre están entreabiertas y
los vecinos tienen caras de sospechosos. Ajustándose los
zapatos, salió desalado hacia la calle.
En el camino fue pensando si invertiría todo su
capital o sólo parte de él. Y el recuerdo de los
merengues –blancos, puros, vaporosos- lo decidieron por el
gasto total. ¿Cuánto tiempo hacía que los
observaba por la vidriera hasta sentir una salvación
amarga en la garganta? Hacía ya varios meses que
concurría a la pastelería de la esquina y
sólo se contentaba con mirar. El dependiente ya lo
conocía y siempre que lo veía entrar, lo
consentía un momento para darle luego un coscorrón
y decirle:
– ¡Quita de acá, muchacho, que molestas a
los clientes!
Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o
mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y
desmantelaban bulliciosamente la tienda.
Él recordaba, sin embargo, lagunas escenas
amables. Un señor, al percatarse un día de la
ansiedad de su mirada, le preguntó su nombre, su edad, si
estaba en el colegio, si tenía papá y por
último le obsequió una rosquita. Él hubiera
preferido un merengue pero intuía que en los favores
estaba prohibido elegir. También, un día, la hija
del pastelero le regaló un pan de yema que estaba un poco
duro.
– ¡Empara!- dijo, aventándolo por encima
del mostrador. Él tuvo que hacer un gran esfuerzo a pesar
de lo cual cayó el pan al suelo y, al
recogerlo, se acordó súbitamente de su perrito, a
quien él tiraba carnes masticadas divirtiéndose
cuando de un salto las emparaba en sus colmillos.
Pero no era el pan de yema ni los alfajores ni los
piononos lo que le atraía: él sólo amaba los
merengues. A pesar de no haberlos probado nunca, conservaba viva
la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si
fueran copos de nieve, ensuciándose los corbatines. Desde
aquel día, los merengues constituían su
obsesión.
Cuando llegó a la pastelería, había
muchos clientes, ocupando todo el mostrador. Esperó que se
despejara un poco el escenario pero no pudiendo resistir
más, comenzó a empujar. Ahora no sentía
vergüenza alguna y el dinero que empuñaba lo
revestía de cierta autoridad y le daba derecho a codearse
con los hombres de tirantes. Después de mucho esfuerzo, su
cabeza apareció en primer plano, ante el asombro del
dependiente.
- ¿Ya estás aquí? ¡Vamos
saliendo de la tienda!
Perico, lejos de obedecer, se irguió y con una
expresión de triunfo reclamó: ¡veinte soles
de merengues! Su voz estridente dominó en el bullicio de
la pastelería y se hizo un silencio curioso. Algunos lo
miraban, intrigados, pues era hasta cierto punto sorprendente ver
a un rapaz de esa cabaña comprar tan empalagosa golosina
en tamaña proporción. El dependiente no le hizo
caso y pronto el barullo se reinició. Perico quedó
algo desconcertado, pero estimulado por un sentimiento de poder
repitió, en tono imperativo:
– ¡Veinte soles de merengues!
El dependiente lo observó esta vez con cierta
perplejidad pero continuó despachando a los otro
parroquianos.
– ¿No ha oído? – insistió
Perico excitándose- ¡Quiero veinte soles de
merengues!
El empleado se acercó esta vez y lo tiró
de la oreja.
– ¿Estás bromeando, palomilla?
Perico se agazapó.
– ¡A ver, enséñame la
plata!
Sin poder disimular su orgullo, echó sobre el
mostrador el puñado de monedas. El dependiente
contó el dinero.
– ¿Y quieres que te dé todo esto en
merengues?
– Sí –replicó Perico con una
convicción que despertó la risa de algunos
circunstantes.
– Buen empacho te vas a dar –comentó
alguien.
Perico se volvió. Al notar que era observado con
cierta benevolencia un poco lastimosa, se sintió
abochornado. Como el pastelero lo olvidaba,
repitió:
– Déme los merengues- pero esta vez su voz
había perdido vitalidad y Perico comprendió que,
por razones que no alcanzaba a explicarse, estaba pidiendo casi
un favor.
– ¿Va a salir o no? – lo increpó el
dependiente
– Despácheme antes.
– ¿Quién te ha encargado que compres
esto?
– Mi mamá
– Debes haber oído mal. ¿Veinte soles?
Anda a preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un
papelito.
Perico quedó un momento pensativo.
Extendió la mano hacia el dinero y lo fue retirando
lentamente. Pero al ver los merengues a través de la
vidriería, renació su deseo, y ya no exigió
sino que rogó con una voz quejumbrosa:
– ¡Déme, pues, veinte soles de
merengues!
Al ver que el dependiente se acercaba airado, pronto a
expulsarlo, repitió conmovedoramente:
– ¡Aunque sea diez soles, nada
más!
El empleado, entonces, se inclinó por encima del
mostrador y le dio el cocacho acostumbrado pero a Perico le
pareció que esta vez llevaba una fuerza
definitiva.
– ¡Quita de acá! ¿Estás loco?
¡Anda a hacer bromas a otro lugar!
Perico salió furioso de la pastelería. Con
el dinero apretado entre los dedos y los ojos húmedos,
vagabundeó por los alrededores.
Pronto llegó a los barrancos. Sentándose
en lo alto del acantilado, contempló la playa. Le
pareció en ese momento difícil restituir el dinero
sin ser descubierto y maquinalmente fue arrojando las monedas una
a una, haciéndolas tintinear sobre las piedras. Al
hacerlo, iba pensando que esas monedas nada valían en sus
manos, y en ese día cercano en que, grande ya y terrible,
cortaría la cabeza de todos esos hombres, de todos los
mucamos de las pastelerías y hasta de los pelícanos
que graznaban indiferentes a su alrededor.
4.4.2.2. Apartados
De acuerdo a la estructura del cuento podemos apreciar
en él, los siguientes apartados:
Apartado a):
Comprende las líneas 1 – 17(desde Apenas hasta
gasto total.): se aprecia la estrategia y la acción:
saltó del colchón y escuchó, con el
oído pegado a la madera, los pasos que se iban
alejando… , del niño en pro de obtener su objetivo:
…se abalanzó hacia la cocina de kerosene y
hurgó en una de las hornillas malogradas.
¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de cuero,
contó una por una las monedas. Contradicción y
valoración entre su necesidad y otras: En el camino fue
pensando si invertiría todo su capital o sólo parte
de él…. Esta última frase del apartado y la
acción que cita: Fue pensando…
El niño aparece en el cuento con la idea
ferviente de ejecutar su plan. En primera
instancia cumple su cometido, aparece la emoción y el
temor. Existe una breve y significativa reflexión acerca
de como distribuir el motín obtenido. Este apartado es el
antecedente, el preámbulo que sirve como referencia para
introducirse en el cuento: cerró…
saltó… , son claros ejemplos del tiempo. Un pasado
reciente que nos trae a un presente, donde el niño
recuerda su objeto deseado: Los merengues.
Apartado b):
Comprende las líneas 17 – 27 (desde gasto total
hasta tienda.): El deseo del dulce sobrepasa cualquier otra
empresa.
Evocación del aquel deseo frente al alimento. Se aprecia
el trato hostil del vendedor frente al niño.
La evocación del objeto deseado aparece en su
recuerdo, en el tiempo presente así mismo en
contraposición a ello aparece quien es el propietario o
dueño de el objeto de su deseo que es el dependiente o
aquel que vende LOS MERENGUES los rasgos de comportamiento
de este individuo: Hostil, reacio, discriminador son comparados
por el escritor con los rasgos fisiológicos y
actitudinales del resto de personajes que aparecen en este
apartado: Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o
mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y… .
Esta escena y la descripción de dichos individuos nos
inducen a pensar que el lugar donde se encuentran el objeto
deseado se encuentra en una zona donde transitan y acuden entes
de un estrato social superior al del niño.
Esta conclusión nos permite separar dos estratos
sociales: 1) El niño que no puede comprar los merengues, y
2) aquellos que pueden comprarlo y lo tienen con los hombres
gordos, mujeres viejas y el dependiente.
Apartado c):
Comprende las líneas 28 – 45 (desde ÉL
recordaba hasta su obsesión.): Recapitula hechos alegres e
irónicos, partiendo de su posición cada vez
más sólida por no conseguir el dulce.
El recordar hechos agradables es discutible a estas
alturas de la narración puesto que la aparición del
primer recuerdo viene de la mano con un interrogatorio cotidiano
y el premio: una rosquita. El escritor simboliza a través
del obsequio la dependencia del niño por su
condición, la diferencia de estratos sociales, las mismas
preguntas transfiguran la escena. Es un acto de caridad ante los
indigentes, ante los que no tiene a su alcance el dinero para
poder acceder a ciertos gustos o necesidades. El segundo recuerdo
que se le aproxima al niño, es una ironía,
él mismo parece decirlo al comparar su acción con
la de su perro: compara el pan con la carne y el de sus manos con
los colmillos del animal. Es en conjunto este recuerdo
último quien nos da cuenta de la existencia de una
jerarquía dentro de una sociedad, el rico, el pobre, el
perro. Esa cadena finita y perenne en cualquier sociedad como la
nuestra como rasgo cultural.
Sin embargo el último párrafo
de este apartado busca afirmar la insistencia del individuo sobre
el objeto que no tiene. Es menester nuestro decir que los rasgos
léxicos que aparecen en: …chicos que se los
llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve,
ensuciándose los corbatines…., nos permiten recoger
el sustantivo: corbatines para determinar que esos
pequeños pertenecían a hogares de solvencia
económica y por ende tendían la posibilidad de
vestir bien y suplir cualquier necesidad.
Apartado d):
Comprende las líneas 46 – 78 (desde Cuando hasta
alguien.): La hostilidad y el desaire se oponen frente a la nueva
posición del niño. El dinero no justifica su
condición de pobre ni lo aprueba frente a los
demás.
La nota inicial de este apartado nos trae al presente al
niño con el dinero llegando a ala pastelería. Un
rasgo en su comportamiento como esperar que la gente se marchara
un poco muestra rasgos de comportamiento como: vergüenza,
nerviosismo. El dinero le otorga ahora seguridad pero no
es una seguridad plena, esto se aprecia cuando el dependiente lo
larga del lugar. Lo que continuación se narra es la
decadencia paulatina en al seguridad del individuo solo por
desear alcanzar su deseados merengues.
En primera instancia el niño afronta el
impedimento gritando a viva voz que desea 20 soles de merengues,
la respuesta es contundente: no le hacen caso, otra vez el
niño, el clímax del cuento aflora el niño va
perdiendo todo: valor, seguridad aparece la suplica, la
sumisión propia de su clase, la negación a los
anhelos por ser pobre, no le creen, no le atienden. En el momento
que enseña la plata todo parece acabar para el
pequeño: La gente se mofa, el responde a las preguntas y
estas descubren una mentira, el dependiente lo sabe y el
niño miente, miente como cualquiera cuando desea algo y
usa cualquier método,
cualquier ardid; la nota final de este apartado es contundente:
Debes haber oído mal. ¿Veinte soles? Anda a
preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un papelito. Una vez
más le nigan su deseo, su dulce.
Apartado e):
Comprende las líneas 79 – 102 (desde Perico se
hasta lugar.): La vergüenza y la sumisión embargan al
niño. No existe comprensión ni respeto, solo
desconsideración.
La decadencia total del acto ocurre en este apartado el
niño esta desecho, desmoralizado, a caído en el
pesimismo indigente, sabe que es mejor retirarse, pero como todo
niño es insistente y se atreve a volver a pedir, y pedir
aunque sea esta vez algo menos porque el deseo puede más
hasta el punto de rogar. Pero el dependiente no hace caso, y lo
arremete para que se marche. Así culmina el apartado con
la salida del niño del establecimiento, con una
discriminación por parte de l vendedor y con agravios
físicos.
Apartado f):
Comprende las líneas 103 – 113 (desde
Perico salió hasta a su alrededor.): Los sentimientos
afloran, tristeza, rabia, desesperanza embargan al niño.
Su condición es un impedimento para pretender cumplir
cualquier sueño.
Este último apartado enmarca toda la realidad de
aquellos que no son tomados en cuenta en una sociedad
discriminadora. EL niño es mostrado por el escritor como
una metáfora de la realidad urbana, de la realidad
marginal que abarca muchos sectores de cualquier ciudad de
Latinoamérica. El niño es un claro
ejemplo, sin el objeto del deseo, sin esperanza de poder obtener
nada, solo resta el odio, el resentimiento la contrariedad de los
actos formales, el individuo se ve en el futuro ahora puede
asegurar que cumplirá todo lo que desee, el adjetivo:
terrible, presentado por el escritor le da una carga
semántica y un énfasis a las acciones que
luego realizara: cortaría la cabeza de todos esos hombres,
de todos los mucamos de las pastelerías y hasta de los
pelícanos que graznaban indiferentes a su
alrededor.
La característica más resaltante se
presenta allí. El texto radica en la flexibilidad y
habilidad para usar el tiempo donde se desenvuelve el personaje
principal y los secundarios. Así, el Flash back contribuye
a que el lector pueda tener un panorama temporal y espacial de lo
que esta leyendo, al finalizar este apartado encontramos que el
autor a terminado el cuento recurriendo al personaje en tercera
persona del singular que es nuestro protagonista.
El texto, todo, ejemplifica la realidad circundante en
cualquier ciudad de Latinoamérica, la cual, esta repleta
de marcados estratos sociales económicos y culturales. EL
personaje principal, su objeto del deseo y el poseedor del objeto
presentan la pobreza, la
discriminación y las necesidades numerosas vertidas en los
merengues. Los rasgos lexicales, lingüísticos a los
que recurre Ribeyro son bien distribuidos y dosificados para
plasmar su confección sobre la narrativa marginal y urbana
que lo caracteriza.
El tema presentado, como la presenta Ribeyro, nos
resulta extremadamente atrayente por el modo de narrar,
además la serie de rasgos que va mostrando: personajes,
conductas, comportamientos sugeridos, ironía, y los
matices que contrastan dos realidades que se contraponen como
sugerencia de una realidad que puede ser visible y
real.
- ARIANZEN, Catalina (2001) Las estrategias
discursivas en el relato de Julio Ramón Ribeyro.
Universidad de Estocolmo, Suecia; pp. 13
– 30. - BRAVO, José Antonio (1989) La
generación del 50. UNMSM, Instituto Porras
Barrenechea, Lima; pp. 119-120. - DIARIO EXPRESO (2000) Literatura Peruana:
Fascículos coleccionables. Lima, Fascículo N.
22. - ESTEBAN, Ángel (2002) Presentación a
La palabra del mudo. Ediciones Peisa, Lima; pp. 3 –
27. - LÁZARO, Fernando y CORREA, Evaristo (1994)
Cómo se comenta un texto literario. 31ava
edición, Editorial Cátedra, Madrid; pp. 51
– 78. - REIS, Carlos (1995) Comentario de textos.
Fundamentos teóricos y análisis literarios.
Ediciones Colegio de España, Salamanca; pp. 53 –
78.
Breve teoría acerca del cuento:
Decálogo personal de Ribeyro
- El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin
historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez
pueda contarlo. - La historia del cuento puede ser real o inventada. Si
es real debe parecer inventada y si es inventada
real. - El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que
pueda leerse de un tirón. - La historia contada por el cuento debe entretener,
conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si
no logra ninguno de estos efectos no existe como
cuento. - El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin
ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela. - El cuento debe sólo mostrar, no
enseñar. De otro modo sería una
moraleja. - El cuento admite todas las técnicas: Diálogo, monólogo,
narración pura y simple, epístola, informe,
collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no
se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión
oral. - El cuento debe partir de situaciones en las que
él o los personajes viven un conflicto
que los obligue a tomar una decisión que pone en juego
su destino. - En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar
nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible. - El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a
un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no
acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.
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